Inconsistencias estructurales en el Cuarto Evangelio   Leave a comment

El segmento del Cuarto Evangelio que tiene María Magdalena y el Discípulo Amado junto en el pie de la Cruz dice lo siguiente:

**Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, y la hermana de su madre, María, esposa de Cleofas, y María Magdalena. Cuando Jesús vio a su madre, y junto a ella al discípulo a quien él quería mucho, él dijo… (Juan 19:25ff)

**Corté el segmento aquí para hacer una ilustración. La estructura de esta lectura está muy extraño. En la primera sentencia (v. 25) leímos una lista de las mujeres que estaban junto a la Cruz de Jesús. En la segunda sentencia (v. 26) el escritor se parece referir a la lista ya mencionada de mujeres junto a la Cruz cuando él llama a una de ellas el discípulo que Jesús quería mucho. Si uno leyera solamente la porción del segmento ya citado, uno asumiría fácilmente que el “Discípulo Amado” es una de las mujeres junto a la Cruz con la madre de Jesus. (Lee te lo otra vez y vea si usted no estas de acuerdo.)

La lectura entera dice lo siguiente:

**Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, y la hermana de su madre, María, esposa de Cleofas, y María Magdalena. Cuando Jesús vio a su madre, y junto a ella al discípulo a quien él quería mucho, el dijo a su madre: “Mujer, ahí tienes a tu hijo.” Luego le dijo al discípulo: “Ahí tienes a tu madre.” Desde entonces, ese discípulo la recibió en su casa. (Juan 19:25-27)**

La versión original ante-canónico de este segmento refirió probablemente a María Magdalena como la discípula que Jesús quería mucho. Con el uso de pronombres masculinos (en Griego), el redactor podía cambiar la Discípula Amada en el varón anónimo aparentemente como una idea posterior. La estructura de este segmento se parece un poco forzado e indica que fue alterada probablemente como he afirmado.

Brown de ninguna manera postula la tesis propuesto por mí aquí. Sin embargo, él notó la inconsistencia entre v. 25 y vss. 26-27. En una parte de su discusión sobre este segmento él pregunta porqué el Discípulo Amado no fue incluido en la lista de las personas que estaban junto a la Cruz en v. 25 (Brown 1970: 922). Él observó que los otros tres Evangelios no nombraron ni la madre de Jesús, ni el Discípulo Amado como siendo junto a la Cruz. Él concluyó que la madre de Jesús “fue mencionada específicamente en la tradición que vino a la Evangelista, según lo visto en v. 25, pero que la referencia al Discípulo Amado…es un suplemento a la tradición” (Brown 1970: 922). Brown detectó, por razones además de ésos postuladas aquí, que el “Discípulo Amado” se parecía extrañamente fuera de lugar en esta lectura.

Si comparamos a Juan 19:25-27 con el segmento del Evangelio de Felipe citado previamente, notamos algunas semejanzas sorprendente.

** Hubieron tres quién andaron siempre con el Señor: Maria su madre y su hermana y Magdalena, la quién fue llamada su compañera. Su hermana y su madre y su compañera eran cada cual una Maria (NHC II.3.59.6-11) (Robinson 1988: 145).**

El Evangelio de Felipe hace referencia al mismo grupo de mujeres que están junto a la Cruz en el Cuarto Evangelio. Sin embargo, el Evangelio de Felipe representa claramente a María Magdalena como la “compañera” de Jesús. La explicación de Brown para esta semejanza es que el Cuarto Evangelio influenció de alguna manera a los autores de las escrituras Gnósticas en nombrar a María Magdalena como la discípula que Jesús quería mucho (1979: 154). Es decir, según lo indicado previamente, él discute que lo que leemos en el Evangelio de Felipe es una reacción a lo que esta escrito en el Cuarto Evangelio canónico. Esto es muy inverosímil. Afirmando que el autor del Evangelio de Felipe respondió de esta manera al Cuarto Evangelio no explica porqué la inconsistencia estructural aparece en ese segmento del Cuarto Evangelio en el primer lugar. Además, Brown discute que los Gnósticos convirtieron a María Magdalena en el Discípulo Amado en respuesta a la representación de ella en el Cuarto Evangelio. Sin embargo, él no procura explicar porqué el nombre del Discípulo Amado en el Cuarto Evangelio se vela en secreto en el primer lugar. Creo que la explicación más plausible es que la literatura Gnóstica citada aquí refleja la tradición anterior. El redactor del Cuarto Evangelio modificó esa tradición por las razones ya indicadas.

El segmento del Cuarto Evangelio que describe a María Magdalena y el Discípulo Amado junto en la Tumba Vacía dice lo siguiente:

**El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro muy temprano, cuando todavía estaba oscuro; y vio quitada la piedra que tapaba la entrada. Entonces se fue corriendo a donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, aquel a quien Jesús quería mucho, y les dijo: “¡Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde lo han puesto!”

Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro. Los dos iban corriendo junto; pero el otro corrió más que Pedro y llegó primero al sepulcro. Se agachó a mirar, y vio allí las vendas, pero no entró. Detrás de él llegó Simón Pedro, y entró en el sepulcro. El también vio allí las vendas; y además vio que la tela que había servido para envolver la cabeza de Jesús, no estaba junto a las vendas, sino enrollada y puesta aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro, y vio lo que había pasado, y creyó. Pues todavía no habían entendido lo que dice la Escritura, que él tenía que resucitar. Luego, aquellos discípulos regresaron a su casa. María se quedó afuera, junto al sepulcro, llorando. (Juan 20:1-11)**

Las inconsistencias estructurales en esta lectura son deslumbrantes. En su discusión de esta lectura Brown observa que “hay una cantidad de inconsistencias extraordinario que traicionan la mano de un redactor que ha alcanzado la congruencia combinando extractos desiguales” (1970: 995). Esta lectura también se ha descrito como conteniendo “alto drama y coreografía confuso” (Setzer: 262).

 En sus comentarios sobre Juan 20:1-11, Brown menciona varias inconsistencias. Uno, en particular, que vale una mirada para los propósitos de este estudio, es esta observación de Brown: “No está claro cuando o como la Magdalena volvió a la tumba en (v.) 11” (1970: 995). Brown se fija que hay un rastro quebrado en los recorridos de María Magdalena de un lugar a otro en esta lectura:

— En v. 2 María Magdalena se va corriendo LEJANA de la Tumba a Pedro y al “otro discípulo” para decirles que el cuerpo de Jesús no estaba en la Tumba. A este punto, Maria Magdalena está LEJANA de la Tumba junto con Pedro y el “otro discípulo.”

— En v. 3 Pedro y el “otro discípulo” corren para la Tumba. No mencionan a María Magdalena como siendo vuelta a la Tumba con los dos hombres. Ella ha permanecido detrás — aún LEJANA de la Tumba.

— En v. 11 María Magdalena es descrito precipitadamente como llorando restante cerca de la Tumba. Sin embargo, no hay mención de su regreso a la Tumba en esta escena después que ella le dice a Pedro y al “otro discípulo” que el cuerpo de Jesús faltaba.

¿Cuándo volvió María Magdalena a la Tumba? Esta lectura pierde la pista de su rastro entre v. 2 y v. 11. Brown notó esto (1970: 995). Afirmo que esta inconsistencia es debido a la inserción de su ego alterno, el Discípulo Amado masculino, en vss. 2 a 10. Es obvio que este segmento ha tenido ciertas redacciones extenso hecho a él. El esfuerzo del redactor de encubrir la identidad de María Magdalena como la Discípula Amada, y de hacer a dos individuos fuera de uno, ha creado una cuenta embrollada del paradero de la Magdalena entre vss. 2 y 10 en esta lectura.

Brown mantiene que este segmento “ha padecido un desarrollo considerable” (1970: 1001). Él considera la posibilidad que Lucas 24:12 refleja una tradición anterior en cual Pedro corre a la Tumba sin el otro discípulo. Una versión ante-canónico del Cuarto Evangelio pudo haber reflejado esto antes de que el redactor lo formuló de otra manera. Brown afirma que la inserción del Discípulo Amado en la escena en Juan 20 era la obra del redactor. En hecho, él mantiene que es precisamente la introducción del Discípulo Amado en este texto que ha causado las inconsistencias que he discutido aquí (Brown 1970: 1001).

Setzer describe la inserción del Discípulo Amado en este segmento como una “invención” (262). Ella observa, como hace Brown, que la cuenta de Pedro y el Discípulo Amado corriendo a la Tumba junto está “intercalada entre” el descubrimiento inicial de María Magdalena de la Tumba Vacía y de su primera encuentro con el Jesús Resucitado. Ella afirma que esta “invención” dejó el Evangelio conservar la tradiciónque María Magdalena era la primera que descubrió la Tumba Vacía y a la vez atribuir la prominencia al Discípulo Amado como la primera persona a alcanzar la Tumba Vacía y creer que Jesús ha Resucitado (Setzer: 262).

La observación de Setzer es muy consistente con la hipótesis que he propuesto aquí. Mi tesis también alega una invención de parte del editor final del Cuarto Evangelio. El redactor deseó mantener que el Evangelio era basado en el testimonio ocular del fundador y héroe de su comunidad. Sin embargo, él no deseaba admitir que esta fundadora y héroe era una mujer. Todavía, él no podría muy bien negar la presencia de María Magdalena en la Crucifixión y en la Tumba Vacía. Así pues, su “invención,” como Setzer la pone, era convertir a María Magdalena en un discípulo masculino anónimo a través del texto excepto en esos lugares en donde él no podría negarle su presencia debido a la tradición anterior fuerte al contrario. En esos segmentos, él colocó al Discípulo Amado y a María Magdalena junto en las mismas escenas. Esto explica las inconsistencias estructurales, la coreografía confusa, y la invención evidente.

Una otra inconsistencia que Brown observó (1970: 995) vale una mirada aquí:

**Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro, y vio lo que había pasado, y creyó. Pues todavía no habían entendido lo que dice la Escritura, que él tenia que resucitar. (Juan 20:8-9)**  

El contraste entre “él…vio lo que había pasado, y creyó” en v. 8 y “todavía no habían entendido” en v. 9 es peculiar. El versiculo 9 está haciendo claramente referencia al versiculo 8. Sin embargo, la referencia es contradictoria. Ésto aparece ser un tentativo de mezclar dos diversos tradiciones: uno en cual los discípulos no entendían inmediatamente, ni creyeron en, la Resurrección (Mateo 28:17; Marcos 16:11,13; Lucas 24:11), y otro en que María Magdalena, convertido aquí en el “otro discípulo,” percibe la verdad inmediatamente (Mateo 28:1,8; Marcos 16:9; Lucas 24:10).  

publicado diciembre 6, 2007 por danny

Deja un comentario